Que creemos

CREEMOS que Dios es trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, creador de todas las cosas. Isaías 9.6,7, Juan 1.1, Romanos 9.5, Efesios 4.6, Colosenses 1.16

CREEMOS en el misterio de la encarnación, esto es, que la bienaventurada virgen María concibió por obra del Espíritu Santo. Lucas 1.29,30,35, Mateo 1.18

CREEMOS que ya existía en la eternidad esta persona de la Santísima Trinidad que nació. Por el misterio de la encarnación, participó de la naturaleza humana, siendo el Emanuel, con nosotros Dios manifestado en carne. Mateo 1.23, 1 Timoteo 3.16

CREEMOS que por ser este Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre sin pecado, su sacrificio en el Calvario fue de infinito valor para redimirnos de nuestros pecados. Juan 1.1, Romanos 9.5, Tito 2.14, Hebreos 4.15, Apocalipsis 5.9

CREEMOS que la Biblia es la palabra de Dios, escrita por hombres bajo la dirección e inspiración del Espíritu Santo, y creemos todo cuanto en ella se dice. 2 Pedro 1.20,21

CREEMOS que hay un cielo que es la morada de Dios y donde irán a gozar todos los redimidos por Cristo, bien sea al morir físicamente o cuando Él arrebate a su gran Iglesia. Juan 14.2,3, 1 Tesalonicenses 4.15 al 18, Filipenses 1.23, 3.20

CREEMOS que hay un infierno, preparado para el Diablo y sus ángeles y donde irán todos cuantos no aceptan la salvación que Dios ha provisto por medio de Cristo. Mateo 23.33, Lucas 12.5, Apocalipsis 20.11 al 15

CREEMOS que Jesús murió por nuestros pecados y que resucitó para nuestra justificación. Romanos 4.25

CREEMOS que Jesús resucitado ascendió a los cielos donde está a la diestra del Padre y donde también intercede por nosotros que le hemos recibido. Romanos 8.34

CREEMOS que Cristo es el único mediador. Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo. 1 Timoteo 2.5

CREEMOS que todo hombre es pecador, no sólo por ser descendiente de Adán, sino porque ha pecado voluntariamente. No hay justo, ni aun uno. Romanos 3.10

CREEMOS en el señorío de Cristo sobre la Iglesia, siendo Él su única autoridad. Hechos 2.36, Efesios 5.23, Colosenses 1.18

CREEMOS que el hombre es justificado solamente por fe. Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4.4

CREEMOS que Jesucristo fue dado para que los hombres pudiéramos ser salvos. Dios ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él cree no se pierde, mas tenga vida eterna. Juan 3.16. En ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4.12

CREEMOS que el que con fe viva cree que Jesús murió por sus pecados y le acepta como su único Salvador, tiene ya la seguridad de la vida eterna. Nunca la pierde. Jesús dijo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Juan 5.24, 10.28, Hebreos 7.25

CREEMOS que las obras no son meritorias para la salvación. El apóstol Pablo dice: Por gracia sois salvos, por medio de la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios, no por obras para que nadie se gloríe. Efesios 2.8,9

EN DEFINITIVA, CREEMOS que todo hombre es incapaz por su esfuerzo de conseguir la salvación de su alma. Pero Cristo —Dios y Hombre a la vez— reincorporó sobre su persona a toda la humanidad. Satisfizo la justicia divina y ofrece salvar al que arrepentido pone fe en él, sin ceremonias religiosas ni esfuerzos humanos.

¿Qué practicamos?

  • Predicamos el evangelio según está reseñado en este folleto, sin algarabía, sin colectas y sin ningún tipo de presión para que nuestros apreciados visitantes se conviertan a la fe.
  • Mantenemos reuniones para niños, jóvenes y adultos en armonía con 2 Timoteo 3.15 y Proverbios 22.6
  • Celebramos la cena del Señor cada domingo con pan y vino según las instrucciones de 1 Corintios 11.23 al 34 y el ejemplo de Lucas 22.19
  • Nos reunimos en otras ocasiones para la oración colectiva de creyentes y para instrucción en la Palabra de Dios. Hechos de los Apóstoles 2.41,42
  • Reconocemos que el Señor ha encomendado el pastoreo de cada iglesia local, o «asamblea,» a un grupo de hermanos en la fe, miembros de la misma, que reciben en la Biblia los nombres de pastores, obispos y ancianos. A la vez encomendamos a los que el Nuevo Testamento llama diáconos las muchas tareas que un testimonio de esta índole requiere. Hechos 14.23, 20.17, Filipenses 1.1
  • Recibimos visitas de hombres que se dedican a tiempo completo a la evangelización y/o la instrucción del pueblo de Dios, ellos «no recibiendo nada de los gentiles,» y voluntariamente les apoyamos económicamente y en oración en la obra que realizan en diversas partes. Hechos 13.1 al 3, 16.1 al 5, 3ª Epístola de Juan 7
  • No pertenecemos a ninguna organización nacional o mundial, sino respetamos la autonomía terrenal de cada congregación y a la vez su deber de sujetarse al Señor conforme al modelo de Apocalipsis capítulos 2 y 3.